sábado, 27 de junio de 2020

AL ANTIGUO DUEÑO DE MIS NUEVOS ZAPATOS


Hoy camino con los que un día fueron tus zapatos…
Son tan cómodos que parece que los hubieran hecho para mí.

Cada marca de su cuero envejecido me recuerda mi fortuna;
porque ahora caminar descalzo para mí es solo una opción.

Ya no siento temor de pisar los rastros que dejó la lluvia,
me siento acompañado y protegido al andar por la calle
Me siento feliz.

Por lo tanto, es difícil imaginar que mis nuevos zapatos alguna vez tuvieron otro dueño;
pero fue así.

En otros días, eras tú quien los usaba;
mientras yo caminaba con otro calzado,
que en aquel entonces fue tesoro para mí.

Pero el tiempo pasó;
y en algún instante mis viejos zapatos decidieron irse;
no recuerdo muy bien para donde se fueron, o si fui yo mismo quien los descartó;
el caso es que ya no estaban aquí...
Pero yo sí.

Yo seguía necesitando proteger mis pasos;
pues mis pies, ya rotos, lo pedían a gritos.
Muchos días llegué a casa limpiando mis heridas;
muchas noches miré al cielo y le di gracias de antemano,
por esos nuevos zapatos, pues sabía que algún día habrían de llegar a mí.

Es por eso, hermano mío, que hoy te escribo;
porque quiero que sepas que al usarlos te bendigo;
y bendigo el día en que tus pies, tal vez, sin siquiera saberlo,
sintieron compasión por los míos.

No hay comentarios: