De
repente todo comenzó a cobrar sentido; tantos trabajos, tantas mujeres, tan
pocos amigos y tanta soledad. Ahora comprendo que todo fue planeado.
Hoy
encuentro a Dios en mi esposa y en mis hijos; el pasado ya no existe, ya cumplió con su misión.
Ahora puedo agradecer cada vez que abro los ojos y me veo en el espejo; entonces me encuentro, por fin, en esos ojos que tantas veces miré sin poder reconocer.
En ese infinito instante sonrío, porque me doy cuenta de que soy el hombre que siempre quise ser.
En ese infinito instante sonrío, porque me doy cuenta de que soy el hombre que siempre quise ser.
Carlos Sánchez Martínez

No hay comentarios:
Publicar un comentario