Anoche
te esperé…nunca escribiste.
Las
ganas, la latencia, la culpa y mi conciencia;
Mientras
pasaban las horas como pájaros de guerra
Yo
intentaba inútilmente no elevarme de la tierra.
Tú voz
de carrusel en mi cabeza,
Tu piel
de seda que aún no he acariciado;
Tus
besos ese fruto tan deseado,
Tu boca
apetitosa y dulce fresa,
Tu
nombre y tus cabellos encantados;
Anoche
te esperé…me puse triste.
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